“LAN(d)-Party” es un juego humano, es terrestre, es un juego de necesidades, de consumo post- contemporáneo: «la emoción necesita consumir».
Metidos de lleno en la screen-era, este proyecto hace un viaje en el tiempo cohesionando los primeros ordenadores personales, los Windows 95, analizando y catalogándo los vídeos que acumulan más visitas en la red.
En esta furia de las pantallas y la hiperproducción de imágenes, nos situamos como los verdaderos representantes del voyeurismo a través de los videos que se viralizan en la red: nos hacen reir, llorar, enfadarnos y codiciar. Sus estadísticas son abrumadoras generando millones de visitas e ingresos.
La ternura, la ira, la ultra violencia, el sexo, la ostentación, el misticismo, el fanatismo, el poder... se encuentran en cada pequeño registro, que el mundo decide compartir, y de manera inconsciente nos convierte en entidades politicas en cada visita. Ello en su contexto genera una "Hiperrealidad", donde nuestro yo virtual vive a través de intermediarios.
Este consumo pornográfico del mundo, señala la evidencia: la preferencia de la experiencia virtual del mundo frente a la real, una experiencia simulada y sin consecuencias: La Tele-Realidad». Poniendo en entredicho el valor de "lo real" frente a la experimentación parcial de lo inalcanzable. La ficción hiperrealizada.
Por otro lado señala el poder de las máquinas y su progresión inesperada en el mundo. Bajo algoritmos o patrones de conducta, son entrenadas para satisfacer el deseo del usuario, operando como un siervo que domina al amo en cuanto en tanto le practica un "spoon feeding".
En la videoinstalación de LAN(D) - PARTY. Se pone de manifiesto la relación entre Cuerpo-máquina, a través de la imposibilidad de utilizar el "smart-finger" en un Windows 95, un vestigio tecnológico "proto" y arma primera del capitalismo: el sueño de IBM, la creación de un ordenador personal que facilitaría el trabajo en las oficinas yuppies de los noventa.
La sátira tecnológica se redondea haciendo alusión a las Lan-party donde miles de geeks abanderaron el underground de internet, reuniéndose
para intercambiar trucos de hacking, jugar a videojuegos en línea o intercambiar conocimientos para la mejora colectiva de la tecnología.
El cuestionamiento parte desde lo político, desde la instrumentalización de la información personal, en favor
de ejercer poder sobre la masa, hasta la organicidad con la que se auto-reproduce una red, que siempre ha significado el último bastión de la libertad.